Si la marcha atrás es el menos efectivo de los métodos anticonceptivos, parece ser la vía más aceptada para salir del atolladero de la propia estupidez.
Un alumno sorprendido copiando en un examen, puede terminar la prueba con total tranquilidad [*1]. De este modo se premia la estulticia y se asegura la inutilidad profesional del futuro de un país. El claustro de la Universidad se revela contra la más atroz de las tonterías y deroga el artículo 20 de la normativa de evaluación de exámenes, pero sólo cuando comienzan a hacer el ridículo públicamente. No importa demasiado el fondo de la cuestión a la hora de elaborar el articulado (“Aprobada por el Consejo de Gobierno en su sesión de 29 de septiembre de 2009” [*2]) lo jodido es que se sepa. Y eso sí que resulta un excelente mensaje para las generaciones del futuro: No es relevante lo que se “es”, sino lo que se “muestra”
Otro embarazo mental evitado con el marcha atrás:
“ El Tribunal de la Competencia sanciona a tres fabricantes de gel de baño” [*3] por pactar una subida de precios, encubierta bajo una merma en la capacidad de los envases. La duda que me queda es si la sanción es por estafarnos en cuanto a la capacidad del envase (¿lo pensaban confesar, quizá, en la etiqueta?) o, como creo entender, por el hecho probado de hacerlo todos a la vez y en comandita . . . Aunque hemos tenido suerte, hubo una empresa que tiró del marcha atrás y puso al descubierto la inocentada.
El último grito en video-montajes (celebrando el excelso conocimiento que sobre imagen tiene Mister BraKisKillasMan) lo he encontrado en manos de nuestros hermanos chimpancés [*4]
Y a broma me suena que en España estemos pagando uno de los precios europeos más altos por el ADSL [*5] mientras que en Finlandia consideran como un derecho el acceso a Internet y se plantean una conexión de 100 MB [*6]
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