Die Moldau
Una de las pocas cosas interesantes que, a mi parecer, tuvo el movimiento nacionalista del Siglo XIX, fue en música.
Las tomas de conciencia nacional plasmada en las composiciones de Chopin, (Preludio Op. 28 n.04, o los Nocturnos, en especial el Nº 2) o de Grieg o Smetana
nos pasean por entre los valles y montañas de cualquier lugar en la Europa de la creación de los Estados Modernos.
Es tan descriptivo el Tema Mi Patria de Smetana, que parece transportarnos por la orilla del Moldava, mientras el gélido viento del invierno centroeuropeo deja rastro de hielo en nuestra
respiración.¿Has probado a escuchar la Sinfonía N°9 de Dvorak {conocida como "Del Nuevo Mundo"} con auriculares en un momento de calma chicha de la madrugada?
Son cuarenta y cinco minutos de un delicado equilibrio entre el más absoluto lirismo y una noria de envolventes sensaciones musicales que, a mí, nunca me han dejado indiferente.
Sumamente recomenable. Es todo lo más cercano a la relajación que he conseguido en los últimos años de puñetera ansiedad.