Atahualpa Yupanqui ¬ El Payador Perseguido. Relato Por Millonga. Lp de 1970
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Una canción sale fácil
Cuando uno quiere cantar
Cuestión de ver y pensar
Sobre las cosas del mundo,
Si el río es ancho y profundo
Cruza el que sabe nadar
Que otros canten alegrías
Si es que alegres han vivido
Que yo también he sabido
Dormirme en esos engaños,
Pero han sido más los años
De porrazos recibidos
Nadie podrá señalarme
Que canto por amargao,
Si he pasao lo que he pasao
Quiero servir de advertencia.
El rodar no será cencia
Pero tampoco es pecao
El Payador Perseguido
Composición de
Atahualpa Yupanqui
Listado
01 - El Payador Perseguido Cara A - 17:52 min.
02 - El Payador Perseguido Cara B - 18:34 min.
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Payador.01.2018.01.27-Portada Lp
Reseñas
Información personal
Nombre de pila Héctor Roberto Chavero Aramburu
Nacionalidad Argentina.
Nacido el 31 de enero de 1908, en Juan A. de la Peña, Argentina. Fallecido el 23 de mayo de 1992 en Nimes, Francia, a sus 84 años. Ocupación músico, compositor, guitarrista, cantante, cantautor y escritor. Instrumentos, voz y guitarra. Años activo 1935-1992. Género Payada. Distinciones Comendador de las Artes y las Letras
Sitio web www.atahualpayupanqui.org.ar
Atahualpa Yupanqui, seudónimo de Héctor Roberto Chavero (Juan A. de la Peña, 31 de enero de 1908 – Nîmes, 23 de mayo de 1992) fue un cantautor, guitarrista, poeta y escritor argentino. Está considerado como el más importante músico del folklore argentino.
En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.
Nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz, de la familia Segoburo, sus tíos abuelos vascos. Era una antigua posta rural, equidistante del pueblo de Colón y de la ciudad de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires.
Su padre mestizo de origen quechua, era oriundo de Monte Redondo, en la provincia argentina de Santiago del Estero, y su madre, de apellido Aramburu, era criolla de padres vascos. Su infancia transcurrió en Agustín Roca, partido de Junín, donde su padre trabajaba en el ferrocarril como telegrafista y se dedicaba también a la doma de caballos. Inicialmente estudió violín con el padre Rosáenz, el cura del pueblo. Más tarde aprendió a tocar la guitarra en la ciudad de Junín con el concertista Bautista Almirón, quien sería su único maestro. Inicialmente vivió en Junín en la casa de Almirón; posteriormente regresó al pueblo de Roca y viajaba 16 km a caballo para tomar las lecciones en la ciudad. Con Almirón, Roberto Chavero descubrió la música de Sor, Albéniz, Granados y Tárrega, y también las transcripciones para guitarra de obras de Schubert, Liszt, Beethoven, Bach y Schumann.
Biografía
En 1917 con su familia pasó unas vacaciones en la provincia de Tucumán, y allí conoció un nuevo paisaje y una nueva música, con instrumentos autócnos, como el bombo y arpa india, y sus propios ritmos, la zamba, entre ellos. La temprana muerte de su padre lo convirtió prematuramente en jefe de familia. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio». Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.
En 1931 se casó con su prima, María Alicia Martínez, quien tenía un hijo nacido en 1923 de una pareja anterior. No le había ido bien en la ciudad de Buenos Aires, así que se fueron a la provincia de Entre Ríos, donde nació su primera hija, Alma Alicia Chavero, y se afincaron un tiempo en Tala.
En enero de 1932 participó en la fallida intentona revolucionaria de los hermanos Kennedy, en La Paz, Entre Ríos, en la cual estuvieron envueltos también el coronel Gregorio Pomar y el escritor Arturo Jauretche, quien inmortalizó la patriada en su poema gauchesco El Paso de los Libres.
Después de esta derrota debió exiliarse. Tuvo que refugiarse un tiempo en Montevideo, Uruguay, y después en otras localidades del interior oriental y el sur de Brasil. Mientras tanto, su esposa había regresado a Junín, provincia de Buenos Aires, donde el 11 de enero de 1933 nació su segundo hijo, Atahualpa Roberto Chavero. Finalmente en 1936, en Rosario, nació Lila Amancay Chavero. Al año siguiente, se separó de su mujer. Ella y los cuatro hijos volvieron a Junín.
En 1934 regresó a la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario (provincia de Santa Fe). En 1935 se estableció en Racó, un caserío a unos 40 km al noroeste del pueblo de Tafí Viejo, provincia de Tucumán. Pasó brevemente por la ciudad de Buenos Aires, donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus canciones, para actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para retornar por unos meses a Raco en 1936. Realizó una incursión por Catamarca, Salta y Jujuy. Más tarde visitó nuevamente el altiplano en busca de testimonios de las viejas culturas originarias. Retornó a los valles calchaquíes, recorrió a lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta (una aldea a dos kilómetros del ciudad de La Rioja).
En Tucumán, en 1942, conoció a la pianista y compositora sampedrina francocanadiense Nenette Pepín (1908-1990) con la que convivió los siguientes 48 años.
Como en Argentina no existía el divorcio, tuvieron que casarse vía Montevideo en 1946, por lo que legalmente, Yupanqui era bígamo. Con Nenette tuvo su último hijo, Roberto Chavero, el cual fue el único que Atahualpa Yupanqui mostró como tal, tal vez influido por Nenette, quien llevaba las riendas en la pareja.
Nenette Pepin Fitzpatrick
https://es.wikipedia.org/wiki/Nenette_Pepin_Fitzpatrick
De Mototsa - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=94082458
Nombre de nacimiento Antonietta Paule Pepin-Fitzpatrick
Apodos Nenette y Nénette. Seudónimo Pablo del Cerro
Nacimiento 9 de abril de 1908 en San Pedro y Miquelón
Fallecimiento 14 de noviembre de 1990 (82 años) en ciudad de Buenos Aires, Argentina
Causa de muerte Infarto agudo de miocardio
Nacionalidad franco-canadiense
Cónyuge Atahualpa Yupanqui (1942-1990)
Ocupación Música, pianista, compositora, letrista
Instrumento Piano
Género música folclórica argentina
Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick (San Pedro y Miquelón, una isla francesa frente a las costas de Canadá, 9 de abril de 1908 - Buenos Aires, 14 de noviembre de 1990), apodada Nenette, fue una compositora de las más grandes creadoras del folclore argentino, pianista y letrista, esposa del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui (1908-1992). En sus composiciones, firmó como Pablo del Cerro.
Nenette Pepín fue autora de 65 canciones de Atahualpa, muchas de ellas fueron de lo más popular del repertorio de Yupanqui, como Baguala del pobrecito, Chacarera de las piedras, Coplas del caminador, Cuando duerme la guitarra, De aquellos cerros vengo, De tanto dir y venir, El alazán, El arriero va, El cielo está dentro de mí, El coyita, El niño duerme sonriendo, Flor del cerro, Guitarra dímelo tú, Indiecito dormido, La montaraza, Luna tucumana, Me gusta mirarlo al hombre, Mi pago viejo, Milonga del paisano, Payo Solá, Sin caballo y en Montiel, Vidalita tucumana, Yo quiero un caballo negro, Zamba del ayer feliz, Zamba del otoño o Zambita del buen amor. Dado el machismo de la época, Atahualpa publicó esas canciones como escritas por el inexistente poeta Pablo del Cerro.
Nació en la isla de San Pedro y Miquelón (Saint-Pierre-et-Miquelon), territorio francés de ultramar ubicado en la costa atlántica de Canadá. Por ser una colonia del imperio francés, Nenette tuvo toda la vida la ciudadanía francesa. Su padre, Emmanuel Victor Pepín, era francés, y su madre, Henriette Fitzpatrick, era canadiense de origen irlandés. Desde pequeña, su familia la llamó cariñosamente Nenette (diminutivo de Antonietta).
En su infancia, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se mudó a la Francia metropolitana con sus padres y su hermana mayor Jeanne Henriette. En 1926, Jeanne terminó sus estudios secundarios, y se embarcó junto a una compañía de danza rumbo a Buenos Aires. Allí conoció a quien sería su primer esposo, y se quedó a vivir en Argentina. Cuando dos años después Antonietta terminó la escuela secundaria, Jeanne la invitó a ella y a su padre a emigrar también a la Argentina. Viajaron en 1928 y se instalaron en la localidad de Villa Ballester, cerca de Buenos Aires. Allí prosiguió sus estudios de piano, ya avanzados, en el Conservatorio Nacional de Música. Fueron sus profesores en composición y armonía Juan José Castro y Pascual de Rogatis. Estudió también con la investigadora folclórica Isabel Aretz. Antonietta viajaba frecuentemente a ciudades importantes de Argentina para presentarse como concertista de piano de música clásica. En 1942 llegó a Tucumán, donde después de un concierto fue llevada por los organizadores a escuchar música folklórica del norte argentino.
Así conoció al cantautor argentino Atahualpa Yupanqui (Héctor Roberto Chavero, 1908-1992), hijo de un santiagueño y una vasca. Mantuvieron un vínculo amoroso por correspondencia, y cuatro años después (1946) empezaron a convivir.
Ese mismo año, tuvo su único hijo, Roberto Koya Chavero. Nenette abandonó su carrera de pianista y se puso al servicio de la obra de su marido. En tiempo de las persecuciones a las que fue sometido Yupanqui, se dedicó a componer canciones junto a él y a la atención de su hijo Roberto.
En 1961 ―a los 53 años― regresó a Francia después de unas vacaciones con su hijo Roberto. Luego, cuando Yupanqui empezó a viajar con frecuencia al exterior, lo acompañaba hasta París y allí lo aguardaba en un departamento pequeño que habían alquilado.
Tuvo tres nietos: Paula, Muriel y Emiliano.
Falleció de un paro cardíaco en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1990. Solicitó que sus cenizas fueran echadas al mar, en las costas de su tierra natal, San Pedro y Miquelón, en el Atlántico norte.
A pesar de ser una de las compositoras más importantes de Argentina, nunca renunció a su nacionalidad franco-canadiense.
A causa de su afiliación al Partido Comunista, Yupanqui sufrió la censura durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Fue detenido y encarcelado varias veces. Al respecto, él mismo dijo: "En tiempos de Perón estuve varios años sin poder trabajar en la Argentina... Me acusaban de todo, hasta del crimen de la semana que viene. Desde esa olvidable época tengo el índice de la mano derecha quebrado. Una vez más pusieron sobre mi mano una máquina de escribir y luego se sentaban arriba, otros saltaban. Buscaban deshacerme la mano pero no se percataron de un detalle: me dañaron la mano derecha y yo, para tocar la guitarra, soy zurdo. Todavía hoy, a varios años de ese hecho, hay tonos como el si menor que me cuesta hacerlos. Los puedo ejecutar porque uso el oficio, la maña; pero realmente me cuestan".
-- Atahualpa Yupanqui
Chavero se fue a Francia en 1949, ya utilizaba el seudónimo Atahualpa Yupanqui. La cantante Edith Piaf lo invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con Chant du Monde, la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa, Minero soy, que obtuvo el primer premio de mejor disco de la academia Charles Cros, que incluía 350 participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclor. Posteriormente, viajó extensamente por Europa.
En 1952, Yupanqui regresó a Buenos Aires, donde rompió su relación con el Partido Comunista, lo que hizo más fácil para él concertar actuaciones en radio. Mientras que con su esposa Nenette (Paule Pepín Fitzpatrick) construía su casa de Cerro Colorado (Córdoba), Yupanqui recorría el país. Musicalizó las películas Horizontes de piedra (1956), basada en su libro Cerro Bayo y Zafra (1959), actuando también en las mismas.
Atahualpa Yupanqui en el Festival de Cosquín.
El reconocimiento del trabajo etnográfico de Yupanqui se generalizó durante los años sesenta, y artistas como Mercedes Sosa, Alberto Cortez y Jorge Cafrune grabaron sus composiciones y lo hicieron popular entre los músicos más jóvenes, que se refieren a él como Don Ata.
Yupanqui alternaba entre sus casas en Buenos Aires y Cerro Colorado (provincia de Córdoba). Durante 1963 y 1964, realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En 1967 realizó una gira por España estableciéndose finalmente en París (Francia). Volvió periódicamente a la Argentina, en manos de diversas dictaduras. En 1973, con el regreso de Juan Domingo Perón, apareció en la película Argentinísima II. Pero sus visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura cívico-militar (1976-1983) de Jorge Rafael Videla llegó al poder en marzo de 1976.
Con el regreso de la democracia, a mediados de los años ochenta presentó varias obras en el famoso café concert y galería La Capilla, ubicado en Suipacha 842 (Buenos Aires). En 1985 obtuvo el premio Kónex de Brillante como mayor figura de la Historia de la música popular argentina.11. En 1986, el Gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió a Argentina para recibir el homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1989 debió internarse en Buenos Aires para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. Sin embargo, a los pocos días Yupanqui viajó a París para cumplir con un contrato artístico.
En 1992, Yupanqui volvió a Francia para actuar en la ciudad de Nîmes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo de 1992. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerro Colorado bajo un roble europeo.
De F. R. Burton - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0
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El Payador Perseguido
es un largo poema autorreferencial de Atahualpa Yupanqui, donde narra las vicisitudes de su vida, desde sus orígenes, sus inquietudes y distintas situaciones que lo llevaron a recorrer el país para escapar al hambre, persecuciones y finalmente, para encontrarse a sí mismo.
http://www.alternativateatral.com/obra16283-el-payador-perseguido
En este recorrido habla de la belleza del país, tanto por su cambiante paisaje según las diversas provincias por donde anduvo, como por la entereza de sus gentes.
Así, pasa a describir el arquetipo del criollo, del gaucho, la influencia del coya y mostrarnos la extrema pobreza en la que están sumidos. Y frente a esa pobreza, destaca la responsabilidad del cantor de ser honesto consigo mismo y con su pueblo, como traductor de esa situación , porque no son genuinos los cantares de la tierra si solamente se describe el paisaje sin traducir sus sufrimientos.
Atahualpa Yupanqui y los Chalchaleros en Canal 7.
AGN: Documento fotográfico. Inventario 350592
By Unknown author - General Archive of the Nation, Public Domain
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=64751396
El poema subraya el valor del silencio como manifestación de la soledad del hombre de campo, que no permite que nadie intente penetrar la sagrada zona de su corazón o descubrir de golpe sus pensamientos íntimos. Se puede dialogar sobra la naturaleza, los potros, y los pastos. Lo demás se calla, se guarda, se soporta en silencio.
Algunos miembros de Ez Dok Amairu, grupo cultural vasco
de los años 1965-1972, con el cantautor argentino Atahualpa Yupanqui.
By http://www.badok.info/
http://www.badok.info/argazkia_ikusi.php?id_fitxategia=2131
CC BY 3.0
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10759263
Coplas del Payador Perseguido. Atahualpa Yupanqui
Con permiso via'dentrar
Aunque no soy convidao
Pero en mi pago, un asao
No es de naide y es de todos
Yo vi'a cantar a mi modo
Después que haiga churrasquiao
No tengo Dios pa pedir
Cuartiada en esta ocasión
Ni puedo pedir perdón
Si entuavía no hei faltao
Veré cuando haiga acabao
Pero ésa es otra cuestión
Yo sé que muchos dirán
Que peco de atrevimiento
Si largo mi pensamiento
Pa'l rumbo que ya elegí
Pero siempre hei sido ansí
Galopiador contra el viento
Eso lo llevo en la sangre
Dende mi tatarabuelo
Gente de pata en el suelo
Fueron mis antepasaos
Criollos de cuatro provincias
Y con indios misturaos
Mi agüelo fue carretero
Mi tata fue domador
Nunca se buscó un doctor
Pues se curaban con yuyos
O escuchando los murmuyos
De un estilo de misloru
Como buen rancho paisano
Nunca faltó una encordada
De ésas que parecen nada
Pero que son sonadoras
Según el canto y la hora
Quedaba el alma sobada
Mi tata era sabedor
Por lo mucho que ha rodao
Y después que había cantao
Destemplaba cuarta y prima
Y le echaba un poncho encima
Pa que no hable demasiado
La sangre tiene razones
Que hacen engordar las venas
Pena sobre pena y pena
Hacen que uno pegue el grito
La arena es un puñadito
Pero hay montañas de arena
No sé si mi canto es lindo
O si será medio triste
Nunca fui zorzal, ni existe
Plumaje más ordinario
Yo soy pájaro corsario
Que no conoce el alpiste
Vuelo porque no me arrastro
Que el arrastrarse es la ruina
Anido en árbol de espinas
Lo mesmo que en cordillera
Sin escuchar las zonceras
Del que vuela a lo gallina
No me arrimo así nomás
A los jardines floridos
Sin querer vivo advertido
Pa' no pisar el palito
Hay pájaros que solitos
Se entrampan por presumidos
Aunque mucho he padecido
No me engrilla la prudencia
Es una falsa experiencia
Vivir temblándole a todo
Cada cual tiene su modo
La rebelión es mi cencia
Pobre nací y pobre vivo
Por eso soy delicao
Estoy con los de mi lao
Cinchando tuitos parejos
Pa' hacer nuevo lo que es viejo
Y verlo al mundo cambiao
Yo soy de los del montón
No soy flor de invernadero
Soy como el trébol pampero
Crezco si hacer barullo
Me apreto contra los yuyos
Y así lo aguanto al pampero
Acostumbrao a las sierras
Yo nunca me sé marear
Y si me siento alabar
Me voy yendo despasito
Pero aquel que es compadrito
Paga pa' hacerse nombrar
Si alguien me dice señor
Agradezco el homenaje
Más, soy gaucho entre el gauchaje
Y soy nada entre los sabios
Y son pa' mí los agravios
Que le hacen al paisanaje
La vanidá es yuyo malo
Que envenena toda huerta
Es preciso estar alerta
Manejando el azadón
Pero no falta el varón
Que la riegue hasta en su puerta
El trabajo es cosa buena
Es lo mejor de la vida
Pero la vida es perdida
Trabajando en campo ajeno
Unos trabaja de trueno
Y es para otro la llovida
Trabajé en una cantera
De piedritas de afilar
Cuarenta sabían pagar
Por cada piedra pulida
Y era a seis pesos vendidas
En eso del negociar
Apenas el Sol salía
Ya estaba a los martillazos
Y entre dos a los abrazos
Con los tamaños piegrones
Y por esos moldejones
Las manos hechas pedazos
Otra vez fui panadero
Y hachero en un quebrachal
He cargao bloques de sal
Y también he pelao cañas
Y un puñado de otras hazañas
Pa' mi bien o pa' mi mal
Buscando de desasnarme
Fui pinche d escribanía
La letra chiquita hacía
Pa' no malgastar sellao
Y era también apretao
El sueldo que recibía
Cansao de tantas miserias
Me largué pa'l Tucumán
Lapacho, aliso, arrayán
Y hacha con los algarrobos
¡Uno cincuenta! Era robo
Pa' que uno tenga ese afán
Sin estar fijo en un lao
A toda labor le hacía
Y ansí sucedió que un día
Que andaba de benteveo
Me topé con un arreo
Que dende Salta venía
Me picó ganas de andar
Y apalabré al capataz
Y ansí, de golpe nomás
El hombre me preguntó
¿Tiene mula? Cómo no
Le dije, y hambre de más
A la semana de aquello
Repechaba cordilleras
Faldas, cuestas y laderas
Siempre pa'l lao del poniente
Bebiendo agua de vertiente
Y aguantando las soleras
Tal vez otro habrá rodao
Tanto como he rodao yo
Y le juro, creameló
Que he visto tanta pobreza
Que yo pensé con tristeza
Dios por aquí no pasó
Se nos despeñó una vaca
Causa de la cerrazón
Y nos pilló la oración
Cuereando y haciendo asao
Dende ese día, cuñao
Se me gastó mi facón
Me sacudí las escarchas
Cuando bajé de los Andes
Y anduve en estancias grandes
Cuidando unos parejeros
Trompeta, tapa y sombrero
Pero pa' los peones, de hambre
La peonada, al descampao
El patrón, en Güenos Aires
Nosotros, el cuello al aire
Con las caronas mojadas
Y la hacienda de invernada
Más relumbrona que un fraile
El estanciero tenía
También sus cañaverales
Y en los tiempos otoñales
Juntábamos los andrajos
Y nos íbamos p'abajo
Dejando los pedregales
Allí nos amontonaban
En lote con otros criollos
Cada cual buscaba un hoyo
Ande quinchar su guarida
Y pasábamos la vida
Rigoriaos y sin apoyo
Faltar, no faltaba nada
Vino, café y alpargatas
Si habré revoliao las patas
En gatos y chacareras
Recién la cosa era fiera
Al dir a cobrar las latas
¡Que vida más despareja!
Todo es ruindad y patraña
Pelar caña es una hazaña
Del que nació pa'l rigor
Allá había un solo dulzor
Y estaba adentro e' la caña
Era un consuelo pa'l pobre
Andar jediendo a vinacho
Hombres grandes y muchachos
Como malditos en vida
Esclavos de la bebida
Se la pasaban borrachos
¡Tristes domingos del surco
Los que yo he visto y vivido!
Desparramaos y dormidos
En la arena amanecían
Y lo mejor soñarían
Con la muerte o el olvido
Riojanos y santiagueños
Salteños y tucumanos
Con el machete en la mano
Volteaban cañas maduras
Pasando las amarguras
Y aguantando como hermanos
¡Rancho techao con maloja,
Vivienda del pelador!
En medio de ese rigor
No faltaba una vihuela
Con que el pobre se consuela
Cantando coplas del amor
Yo también, que dende chango
Unido al canto crecí
Más de un barato pedí
Y pa' los piones cantaba
¡Lo que a ellos les pasaba
También me pasaba a mí!
Cuando yo aprendí a cantar
Armaba con pocos rollos
Y en la orilla de un arroyo
Bajo las ramas de un sauce
Crecí mirando en el cauce
Mis sueños de pobre criollo
Cuando sentí una alegría
Cuando un dolor me golpió
Cuando una duda mordió
Mi corazón de paisano,
Desde el fondo de los llanos
Vino un canto y me curó
En esos tiempos pasaban
Cosas que no pasan ya
Cada cual tenía un cantar
O copla de anochecida.
Formas curar la herida
Que sangra en el trajinar
Algunos cantaban bien
Otros ¡pobres! más o menos,
Más no eran cantos ajenos
Aunque marca no tenían
Y todos se entretenían
Guitarreando hasta el desvelo
Por áhi se allegaba un máistro
De esos puebleros letraos
Juntaba tropa e versiaos
Que iban después a un libraco
Y el hombre forraba el saco
Con lo que otros han pensao
Los piones formaban versos
Con sus antiguos dolores
Después viene los señores
Con un cuaderno en la mano
Copian el canto paisano
Y presumen de escritores
El criollo cuida su flete
Su guitarra y su mujer
Siente que enfrenta un deber
Cada vez que da la mano
Y aunque pa' todo es baquiano
Solo el canto ha de perder
¡Coplas que lo acompañaron
En los quebradas desiertas
Aromas de flores muertas
Y de patriadas vividas
Fueron la luz encendida
Para sus noches despiertas!
Se aflije si se le pierde
Un bozal, un maneador,
Pero no siente furor
Si al escucharle una trova,
Viene un pueblero y le roba
Su mejor canto de amor
De seguro, si uno piensa,
Le halla el nudo a la madeja
Porque la copla más vieja,
Cómo la ráiz de la vida,
Tiene el alma por guarida
Que es ande anidan las quejas
Por eso el hombre al cantar
Con emoción verdadera
Echa su pena p'ajuera
Pa que la lleven los vientos
Y ansí, siquiera un momento,
Se alivia su embichadera
No es que no ame su trova
Ni que desprecee su canto
Es como cuando un quebranto
En la noche de los llanos,
Hace aflojar al paisano
Y el viento le lleva el llanto
En asuntos del cantar
La vida nos va enseñando
Que solo se va volando
La copla que es livianita
Siempre caza palomitas
Cualquiera que anda cazando
Pero si el canto es protesta
Contra la ley del patrón
Se arrastra de peón a peón
En un profundo murmuyo
Y marcha al ras de los yuyos
Como chasque en un malón
Se pueden perder mil trovas
Ande se canten quereres
Versos de dichas, placeres,
Carreras y diversiones,
Suspiros de corazones
Y líricos padeceres
¡Pero si la copla cuenta
Del paisanaje la historia,
Ande el peón vueltea la noria
De las miserias sufridas,
Ésa, se queda prendida
Como abrojo en la memoria!
Lo que nos hizo dichoso
Tal vez se pueda olvidar,
Los años en su pasar
Mudarán los pensamientos,
Pero angustias y tormentos
Son marcas que han de durar
Estas cosas que yo pienso
No salen por ocurrencia,
Para formar mi esperencia
Masco antes de tragar,
Ha sido largo el rodar
De ande saqué la advertencia
Si uno pulsa la guitarra
Pa cantar cosas de amor,
De potros, de domador,
De la sierra y las estrellas . . .
Dicen ¡Qué cosa más bella!
¡Si canta que es un primor!
Pero si uno, como Fierro,
Por áhi se larga opinando,
El pobre se va acercando
Con las orejas alertas
Y el rico vicha la puerta
Y se aleja reculando
Debe trazar bien su melga
Quien se tenga por cantor
Porque solo el impostor
Se acomoda en toda huella
Que elija una sola estrella
Quien quiera ser sembrador
En el trance de elegir
Que mire el hombre p'adentro,
Ande se hacen los encuentros
De pensares y sentires,
Y después, tire ande tire,
Con la concencia por centro
Hay diferentes montones
Unos grandes y otros chicos
Si va pa'l montón del rico
El pobre que piensa poco
Detrás de los equívocos
Se vienen los perjuricos
Yo vengo de muy abajo
Y muy arriba no estoy
Al pobre mi canto doy
Y así lo paso contento
Porque estoy en mi elemento
Y ahí valgo por lo que soy
Si alguna vuelta he cantao
Ante panzudos patrones,
He picaneao las razones
Profundas del pobrerío.
Yo no traiciono a los míos
Por palmas ni patacones
Aunque canto en todo rumbo,
Tengo un rumbo preferido
Siempre canté estremecido
Las penas del paisanaje,
La explotación y el ultraje
De mis hermanos queridos
P'a que cambiaran las cosas
Busqué rumbo y me perdía
Al tiempo, cuenta me di
Y agarré por buen camino
¡Antes que nada, argentino.
Y a mi bandera seguí!
Yo soy del norte y del sur,
Del llano y del litoral,
Y nadie lo tome a mal
Si hay mil gramos en el kilo,
Ande quiera estoy tranquilo
Pero ensillao, soy bagual
El cantor debe ser libre
Pa desarrollar su cencia
Sin buscar la conveniencia
Ni alistarse con padrinos,
De esos oscuros caminos
Yo ya tengo la esperensia
Yo canto, por ser antiguos,
Cantos que ya son eternos
Y hasta parecen modernos
Por lo que en ellos vichamos
Con el canto nos tapamos
Para entibiar los inviernos
Yo no canto a los tiranos
Ni por orden del patrón,
El pillo y el trapalón . . .
Que se arreglen por su lado
Con payadores comprados
Y cantores de salón
Por la fuerza de mi canto
Conozco celda y penal
Con fiereza sin igual,
Más de una vez fui golpiáo
Y al calabozo tirao
Como tarro al basural
Se puede matar a un hombre,
Pueden su rancho quemar,
Su guitarra destrozar
¡Pero el ideal de la vida,
Esa es leñita prendida
Que naide ha de apagar!
Los malos se van alzando,
Todo lo que hallan por ahí
Como granitos de máiz
Siembran los peores ejemplos
Y se viene abajo el templo
De la decencia del país
Detrás del ruido del oro
Van los maulas como hacienda,
No hay flojo que no se venda
Por una sucia moneda.
Más siempre en mi Patria queda
Gauchaje que la defienda
Cantor que cante a los pobres
Ni muerto se ha de callar
Pues ande vaya a para
El canto de ese cristiano
No ha de faltar el paisano
Que lo haga resucitar
Hoy que ha salido un poquito
De Sol pa'l trabajador
No falta más de un cantor
Que lo cante libremente
Pero sabe mucha gente
Que primero canté yo
El estanciero presume
De gauchismo y arrogancia
Él cree que es extravagancia
Que su peón viva mejor
Más, no sabe ese señor
Que por su peón tiene estancia
Aquel que tenga sus reales
Hace muy bien en cuidarlos,
Pero si quiere aumentarlos
Que la ley no se haga el sordo,
¡En todo puchero gordo
Los choclos se vuelve marlos!
Una vuelta, sin trabajo
Andaba por Tucumán
Y en una fonda, ande van
Cantores de madrugada
Me acerqué pa la payada
Que siempre ha sido mi afán
Aunque extrañando la monta
Me le apilé a un instrumento
Y al cabo de algún momento
Le di puerta a una baguala
Con una coplita rala
De esas que llevan los vientos
Fuera tal vez la guitarra
¡Tan lindo como sonaba!
Mi corazón remontaba
Tristezas de los caminos
Y maldije al destino
Que tantas penas me daba
Un hombre se me acercó
Y me dijo ¿Qué hace acá?
Viaje pa la gran ciudad
Que allá lo van a entender
Ahí tendrá fama, placer
Y plata pa regalar.
¡Para que lo habré escuchao!
¡Si era la voz del Mandinga!
Buenos Aires, ciudá gringa,
Me tuvo muy apretao.
Tuitos se hacían a un lao
Como cuerpo a la jeringa
Y eso que no vine pobre,
Pues traiba alpargatas nuevas.
Las viejas pa' cuando llueva
En la alforja las metí,
Un pantalón color gris
Y un saco tirando a leva
Saltando de radio en radio
Anduve, figuresé,
Cuatro meses me pasé
En partidas malogradas.
Nadie aseguraba nada
Y sin plata me quedé
Vendí mis alforjas.
Mi guitarra, ¡la vendí!
En mi pobreza, ay de mí,
Me hubiera gustao guardarla
¡Tanto que me ha costao comprarla!
Pero, en fin todo perdí.
¡Vihuela, dónde andarás,
Qué manos te están tocando,
Noches eternas pensando
Siquiera como consuelo
Que sea un canto de este suelo
Lo que te están arrancando!
Cuando el máiz está en barbecho
Luce un color brillantón
Las hebras, como un nailón
Presumen con sus lindezas
Pero agachan la cabeza
Si las agarra el carbón
Igual me pasaba a mí
En aquellos tiempos idos
Joven, fuerte, presumido
Y cuando se acabó el queso
Volví en un triste regreso
Poblada l'alma de olvidos
Cosas de la juventud
¡Malhaya, dónde andarás!
Aura que estoy bataraz
De tanto cambiar el pelo
Recuerdo aquellos desvelos,
Pero no miro p'atrás
Me volví pa'l Tucumán
Nuevamente a padecer
Y en eso de andar y ver
Se pasaron muchos años
Entre penas, desengaños,
Esperanzas y placer
Más, no jue tiempo perdido,
Asegún lo vi después,
Porque supe bien como es
La vida de los paisanos.
De todos me sentí hermano
Del derecho y del revés
Siempre recuerdo los tiempos
En que piedras lo pasé,
Los cerros que atravesé
Buscando lo que no hallaba,
Y hasta a veces me quedaba
Por esos campos de a pie
La vida me fue enseñando
Lo que vale una guitarra,
Por ella anduve en las farras
Tal vez hecho un estropicio,
Y casi me agarró el vicio
Con sus invisibles garras
Menos mal que adentro llevo
Lo que la tierra me dio
Patria, raza o que sé yo,
Pero que me iba salvando.
Y así, seguí caminando
Por los caminos de Dios
La cosa estaba en pensar
Que al pulsar el instrumento
Hay que dar con sentimiento
Toda la fuerza campera
Pero nadie larga afuera
Si no tiene nada adentro
La guitarra es palo hueco,
Y pa tocar algo bueno
El hombre debe estar lleno
De claridades internas
¡Pa sembrar coplas eternas
La vida es un buen terreno!
Si el rezar brinda consuelos
Al que consuelo precisa,
Igual que cristiano en misa
O matrero en medio 'el monte,
Yo rezo en los horizontes
Cuando la tarde agoniza
Queda callada la pampa
Cuando se ausenta la luz
El chajá y el avestruz
Van buscando la espesura
Y se agranda en la llanura
La soledad del ombú
Entonces, igual que un poncho
A uno lo envuelve la tierra
Desde el llano hasta la sierra
Se va una sombra extendiendo
Y el alma va comprendiendo
Las cosas que el mundo encierra
Ahí está el justo momento
De pensar en el destino
Si el hombre es un peregrino
O busca amor y querencia
O si cumple la sentencia
De morir en los caminos
En el Norte vide cosas
Que ya nunca he de olvidar
Yo vide gauchos peliar
Con facones caroneros
O con machetes cañeros
Que al verlos hacía temblar
Rara vez mata el paisano
Porque ese instinto no tiene
El duelo criollo se aviene
Por no recular ni un tranco
Hace saber que no es manco
Y en el peliar se entretiene
No hay serrano sanguinario
Ni coya conversador
El más capaz domador
Jamás cuenta sus hazañas
Y no les tienta la caña
Porque el morao es mejor
Cada pago se aficiona
A una forma de peliar
Y aquel que quiera guapear
Antes tendrá que advertir
Que para saber salir
Hay que aprender a dentrar
Se agarran a puñetazos
Igual que en cualesquier parte
Pero es una cencia aprte
Usar los modos del pago
Ahí se pone fiero el trago
Como dijo don Narvarte
Cordobés, pa la pegrada
Riojano, pa'l rebecaso
Chileno, pa'l caballaso
Salteño, con daga en mano
Y es un rey el tucumano
Pa peliar a cabezasos
Siempre el criollo ha de peliar
De noche y medio machao
Es una pena, cuñao
Que a veces por una tuna
Se nublen noches de Luna
Y cielitos estrellaos
Una canción sale fácil
Cuando uno quiere cantar
Cuestión de ver y pensar
Sobre las cosas del mundo,
Si el río es ancho y profundo
Cruza el que sabe nadar
Que otros canten alegrías
Si es que alegres han vivido
Que yo también he sabido
Dormirme en esos engaños,
Pero han sido más los años
De porrazos recibidos
Nadie podrá señalarme
Que canto por amargao,
Si he pasao lo que he pasao
Quiero servir de advertencia.
El rodar no será cencia
Pero tampoco es pecao
Yo he caminao por el mundo.
He cruzao tierras y mares
Sin fronteras que me pare.
Y en cualesquiera guarida
Yo he cantao, tierra querida,
Tus dichas y tus pesares
A veces, caiban al canto
Como vacaje a la aguada
Para escuchar mis versadas
Hombres de todos los vientos
Trenzando sus sentimientos
Al compás de la encordada
Pobre de aquel que no sabe
Del canto las hermosuras.
La vida, la más oscura,
La que tiene más quebrantos
Hallará siempre en el canto
Consuelo pa su tristura
Dicen que no tienen canto
Los ríos que son profundos,
Más yo aprendí en este mundo
Que el que tiene más hondura
Canta mejor por ser hondo
Y hace miel de su amargura
Con los tumbos del camino
Se entran a torcer las cargas
Pero es ley que en huella larga
Deberán acomodarse
Y aquel que llega a olvidarse
Las ha de pasar amargas
Amigos, voy a dejarles,
Está mi parte cumplida.
En la forma preferida
De una milonga pampeana
Canté de manera llana
Ciertas cosas de la vida
Aura me voy, no sé adónde,
Pa' mí todo rumbo es güeno,
Los campos, con ser ajenos,
Los cruzo de un galopito.
Guarida no necesito
Yo sé dormir al sereno
Siempre hay alguna tapera
En la falda de una sierra
Y mientras siga esta guerra
De injusticias para mí
Yo he de pensar desde allí
Canciones para mi tierra
Y aunque me quiten la vida
O engrillen mi libertad
¡Y aunque chamusquen quizá
Mi guitarra en los fogones,
Han de vivir mis canciones
En l'alma de los demás!
¡No me nuembren, que es pecao
Y no comenten mis trinos!
Yo me voy con mi destino
Pa'l lao donde el Sol se pierde
¡Tal vez alguno se acuerde
Que aquí cantó un argentino!