Hay sustantivos que, a fuerza de falta de respeto, llegan a convertirse en arma peyorativa. Sin embargo, en nuestra panda "El Nano" era , efectivamente, enano; lo que no deja de ser una abstración sin otro sentido que el descriptivo. Él mismo se autonombró "PePeÑo", después de ser El Nano . . .
No pasaba nada desapercibido, ya desde muy niño, mi amigo. Contribuía por un lado el hecho de padecer acondroplasia, aunque la peor parte era lo que aportaba la presión social hacia "el diferente" en la sociedad española...