Hay sustantivos que, a fuerza de falta de respeto, llegan a convertirse en arma peyorativa. Sin embargo, en nuestra panda "El Nano" era , efectivamente, enano; lo que no deja de ser una abstración sin otro sentido que el descriptivo. Él mismo se autonombró "PePeÑo", después de ser El Nano . . .
No pasaba nada desapercibido, ya desde muy niño, mi amigo. Contribuía por un lado el hecho de padecer acondroplasia, aunque la peor parte era lo que aportaba la presión social hacia "el diferente" en la sociedad española de postguerra . . .
Así que adquirió un estilo propio y descarado de ir por la vida, que incluía enorme cabellera afro, peliroja y escarolada, para sobresalir (¡jejeje, aún más!) del promedio en el ambiente de capital de provincias que se respiraba entre los 60's y últimos 70's en nuestra ciudad. No era nada discreto PePeÑo, se le veía venir y desde bien lejos, a pesar de su estatura física.
Respetuoso, a veces arrogante, muy celoso de su intimidad, estudioso de temas insospechados, sensible y cascarrabias por inclinación natural; nada le jodía más que el poder dejar al descubierto su parte "blanda", la del agua en el interior del exoesqueleto de escorpión. Así que, a veces, incaba el aguijón antes de que nadie pudiera plantearse que, como en la fábula, había que acostumbrarse a su naturaleza, tan de casa nueve.
PePeÑo fue uno de los niños a los que el Doctor Don Gregorio Marañón trató de hacer crecer a base de colgarles con pesos de las extremidades. En lugar de elongación, se consiguió determinación.
Así que adquirió un estilo propio y descarado de ir por la vida, que incluía enorme cabellera afro, peliroja y escarolada, para sobresalir (¡jejeje, aún más!) del promedio en el ambiente de capital de provincias que se respiraba entre los 60's y últimos 70's en nuestra ciudad. No era nada discreto PePeÑo, se le veía venir y desde bien lejos, a pesar de su estatura física.
Respetuoso, a veces arrogante, muy celoso de su intimidad, estudioso de temas insospechados, sensible y cascarrabias por inclinación natural; nada le jodía más que el poder dejar al descubierto su parte "blanda", la del agua en el interior del exoesqueleto de escorpión. Así que, a veces, incaba el aguijón antes de que nadie pudiera plantearse que, como en la fábula, había que acostumbrarse a su naturaleza, tan de casa nueve.
PePeÑo fue uno de los niños a los que el Doctor Don Gregorio Marañón trató de hacer crecer a base de colgarles con pesos de las extremidades. En lugar de elongación, se consiguió determinación.
Entre su aspecto y sus conocimientos (como pozo sin fondo) se convirtió en un personaje que “imponía” y en su trato cotidiano no tenía consideración con quien pretendía ir de listo.
ppgno.04 por napiato
La acondroplasia es un trastorno genético que se presenta en 1 de cada 25.000 niños nacidos vivos. Se trata de un trastorno del crecimiento óseo; de hecho, el nombre de la enfermedad proviene de 3 vocablos griegos (a = sin; chondro = cartílago; plasia = crecimiento o desarrollo), es decir, sin crecimiento normal del cartílago. Es el tipo más frecuente de enanismo que existe, caracterizado por un acortamiento de los huesos largos y mantenimiento de la longitud de la columna vertebral, lo que da un aspecto un tanto inarmónico: macrocefalia, piernas y brazos cortos y un tamaño normal del tronco, entre otras irregularidades fenotípicas.
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