David Peña Dorantes. Orobroy, 1998
9 Temas. Tiempo Total 00:42:33
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Músicas de David Peña Dorantes.
Letras de Pedro Peña Fernández en #3, #6 y #8.
Arreglos en #1 y #2, de Joan Albert Amargós.
Coros en #3, Niñas Gitanas de la asociación "Villela Or Gao Caló"
del barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla.
Cante en #6, Pedro Peña.
Cante en #8, Inés Bacán.
Metales en #1, Jose Luis Medrano y José Rosell.
Arpa en #2, Soraida Ávila.
Productor, Pedro María Peña
Ingeniero de sonido, Pepe Loeches
Master, Ian Cooper
Intérpretes:
Bongos – Rodney D'assis
Batería, Percusión y Tabla – Tino Di Geraldo
Palmas – Juan Luis "Maera", Miguel Serrano, Pedro María Peña, Pedro Peña
Piano – David Peña Dorantes
Shekere – Rodney D'assis, Tino Di Geraldo
Cante – Pedro Peña, Inés Bacán.
Violines
Yenni Guerra, Francisco Fernández, Jesús Sáncho, Alfonso Ordieres, Gilles Michaud, Kremena Ganchera Koikondjova.
Violas
Jose Mª Fernández, Sonia Martín, Pedro Rivera
Violonchelos
Álvaro Fernández, Jose Miguel Gómez, Adam Hunter
Contrabajos
Jose Miguel Garzón, Jesús Espinosa
Musica compuesta por David Peña Dorantes
Letras de Pedro Peña Fernández en #3, #6 y #8
Listado
01 - Semblanzas de un río - 03:38 min.
Composición de David Peña Dorantes
Arreglos Joan Albert Amargós
Metales, Jose Luis Medrano y José Rosell
02 - Abuela Perrata - 03:50 min.
Composición de David Peña Dorantes,
Arreglos Joan Albert Amargós
Arpa, Soraida Ávila.
03 - Orobroy - 04:53 min.
Composición de David Peña Dorantes
Letra de Pedro Peña Fernández
Coros, Niñas Gitanas de la asociación "Villela Or Gao Caló"
del barrio de Las Tres Mil Viviendas de Sevilla.
04 - Ventanales - 03:53 min.
Composición de David Peña Dorantes
05 - Gallardo - 03:00 min.
Composición de David Peña Dorantes
06 - Silencio de Patriarca - 06:25 min.
Composición de David Peña Dorantes
Letra de Pedro Peña Fernández
Cante,Pedro Peña Fernández
07 - Gañanía - 04:41 min.
Composición de David Peña Dorantes
08 - Nana de los luceros - 04:31 min.
Composición de David Peña Dorantes
Letra de Pedro Peña Fernándes
Cante, Inés Bacán
09 - Oleaítas, mare - 07:42 min.
Composición de David Peña Dorantes
9 Temas. Tiempo Total 00:42:33
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Reseñas
David Peña Dorantes - Orobroy (1997)
https://vozdelosvientos.blogspot.com/2017/01/david-pena-dorantes-orobroy-1997.html
Publicado por Mike Shooter,
domingo, 8 de enero de 2017 21:32
La primera vez que escuchamos “Orobroy” fue como una revelación. De repente, todas las ideas preconcebidas que teníamos ante una música como el flamenco se venían abajo. Corría el año 1998 y aquel piano nos cautivó de un modo que no sucede muchas veces. Hace ya un tiempo que hablamos de David Peña Dorantes con ocasión de la reseña que aquí apareció de “Sur”, su segundo trabajo por lo que creemos que ya es hora de acercarnos al que fue su disco de debut. Una revolución colosal en una música que, como todas las de raíz, no es demasiado proclive a las innovaciones.
Lo primero que llama la atención al enfrentarse a la música de Dorantes es, lógicamente, el uso del piano. Es éste un instrumento que nadie relacionaría con el flamenco pero que, en manos del intérprete de Lebrija se transforma en el conductor perfecto de todas las esencias de ese arte. Pese a comenzar como guitarrista en su infancia, su uso del piano evita utilizar los esquemas armónicos de aquel instrumento como habían hecho otros antes que él. Dorantes construye todo un sistema nuevo al piano y lleva al flamenco a una dimensión diferente en la que se da la mano con todo tipo de estilos situándose así de pleno derecho dentro de la linea de innovadores en la fusión del flamenco con otras músicas junto con Pedro Iturralde, Paco de Lucía, Jorge Pardo o Carles Benavent.
En 1997, lleva la música de su espectáculo “Orobroy” al estudio de grabación convirtiéndolo en uno de los discos más importantes de cuantos se han grabado en nuestro país en cualquier estilo. Dorantes compone toda la música del trabajo y toca el piano. Además de él, participan en el disco las niñas de la asociación “Villela Or Gao Kaló” del barrio de las Tres Mil Viviendas en los coros, Pedro Peña e Inés Bacán (cante), José Luis Medrano y José Rosell (metales) y Soraida Ávila (arpa). Junto a ellos escuchamos una sección de cuerda de catorce músicos, las percusiones de Tino di Geraldo, Rodney D'Assis y Ángel Peña y las palmas de Juan Luis Vega, Miguel Serrano, el citado Pedro Peña y Pedro María Peña.
“Semblanzas de un Río” - Sobre el rumor del agua se filtran las primeras notas del piano de Dorantes que introducen un precioso pasaje en el que metales y cuerdas nos preparan para el tema central. Éste llega de inmediato de la mano del propio músico con un excelente acompañamiento de cajón y palmas. Es una pieza llena de ritmo y expresividad en la que la técnica del pianista y la limpieza de su ejecución realzan su gran belleza. Los arreglos orquestales son igualmente acertados subrayando las partes más destacadas de la partitura
“Abuela Perrata” - Un aire más intimista nos recibe en la siguiente pieza. Las cuerdas nos conducen hasta un magnífico dúo de violonchelo y arpa que es relevado por el piano. Ya en solitario, Dorantes nos regala una preciosa melodía que se sobrepone a la nostalgia inicial para ganar en gravedad justo antes de dejarnos en compañía, de nuevo, del cello que nos acompaña hasta la despedida.
“Orobroy” - El tema central del disco es también el más impresionante. Dorantes comienza a esbozar un tema al piano que va ganando en presencia tras unos cuantos compases y que se eleva a las alturas con la entrada de la percusión y las cuerdas. Un pequeño interludio cantado en romaní por un coro infantil nos sitúa ya en la parte central de la pieza en la que, tras la repetición de la melodía principal, asistimos a una extraordinaria melodía de piano de una energía contagiosa. Practicamente nada más publicarse el disco, “Orobroy” se convirtió ya en un clásico del género además de en una pieza radiada con profusión en todo tipo de emisoras y en sintonia habitual de distintos espacios audiovisuales.
“Ventanales” - Con algunos rasgos jazzísticos comienza la siguiente pieza que, tras la introducción de piano solo entra de lleno en terrenos flamencos con la aparición de las palmas. Durante los siguientes minutos escuchamos una fusión perfecta entre ambos estilos en la que ambos son reconocibles y ninguno de los dos pierde su esencia.
“Gallardo” - En el siguiente tema, el más breve del disco, se incorporan los ritmos latinos al repertorio de Dorantes. El intercambio entre estos y el flamenco es revelador y da buena cuenta de la categoría como intérprete del pianista, capaz de navegar entre ambos mundos con una solvencia abrumadora.
“Silencio de Patriarca” - El trabajo gira ahora hacia una mayor introspección y solemnidad. La pieza es profunda y de larga evolución, mostrandonos nuevos aspectos a cada compás. El piano pasa a un segundo plano cuando comienza a cantar Pedro Peña y sólo después recupera el protagonismo.
“Gañanía” - Un ritmo desbordante y lleno de energía abre una pieza en la que escuchamos por primera vez en el disco el refuerzo de la batería aunque con la intensidad de las palmas parece innecesario. Con todo, es un excelente enlace hacia otro de los grandes momentos del disco.
“Nana de los Luceros” - Inés Bacán canta en esta preciosa canción de cuna interpretada con un gran sentimiento tanto por su parte como por el propio Dorantes al piano. Los arreglos de cuerda de la parte final son deliciosos y ponen un broche de oro a una composición magistral.
“Oleaítas, Mare” - El trabajo se cierra con el corte más largo del mismo. Se trata de una pieza de piano solo muy personal. Discurre de modo tranquilo, como un cuaderno de apuntes en el que poco a poco se va dibujando una idea que culmina en los últimos minutos.
Hay discos que son grandes en su género pero sólo unos pocos consiguen quitarse esa coletilla para quedarse en “grandes” a secas. Creemos que “Orobroy” lo es y se encuentra ya entre las mejores grabaciones surgidas en nuestro país como ya dijimos antes. Dorantes, además, se prodiga en directo con distintos formatos lo que le ha llevado a triunfar en escenarios de todo el mundo. Sólo le ponemos un pero y es que su producción discográfica es demasiado espaciada para nuestro gusto. De hecho, entre su segundo disco, “Sur”, y el tercero, transcurrieron once años. En todo caso seguiremos pendientes de todos los movimientos de uno de los más grandes artistas nacionales de los últimos años.
«El Orobroy lo toco ya de prestado»
by DeFlamenco, 3 10 2017, in Entrevistas
https://www.deflamenco.com/revista/entrevistas/entrevista-a-dorantes-el-orobroy-lo-toco-ya-de-prestado-1.html
El pianista David Peña «Dorantes» pone a «El tiempo por testigo» en el disco que acaba de lanzar al mercado y donde revisa algunas de sus composiciones míticas junto al bajo de Francis Posé y la percusión de Javi Ruibal.
Dorantes. El tiempo por testigo, Cd
Lebrijano, miembro de una de las dinastías fundamentales para entender lo jondo y creador de algunas de las composiciones flamencas más universales de nuestro tiempo, David Peña Dorantes gasta porte de noble dieciochesco y hace gestos de maestro japonés, agachando la cabeza en cada uno de sus continuos agradecimientos.
Domingo 23 de octubre de 2016. En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris se presentó el concierto Sin muros / Flamenco, clásica y jazz, en la presentación del material discográfico del pianista sevillano David Peña Dorantes.
Con Marina Heredia, Javi Ruibal, José Valencia, Francis Ponse, Pastora Galván y Adela Campallo.
Fotografía: Vianey Lozada / Secretaría de Cultura CDMX.
De Vianey Lozada/Secretaría de Cultura CDMX
https://www.flickr.com/photos/culturacdmx/30232346340/,
CC BY-SA 2.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=84210864
A esta imagen inofensiva le acompaña una voz recogida que invita a la calma y un discurso humilde que hace que el interlocutor se olvide al momento de quién es o de lo que ha hecho y, así, pasa desapercibido. Su mujer, que le acompaña en la entrevista, cuenta de hecho cómo en un viaje de tren le empezó a sonar en el móvil la melodía de ‘Orobroy’ a quien iba sentado junto a Dorantes y en ningún momento sospechó que fuese él su creador. “Total yo ya lo toco de prestado”, bromea él cuando le preguntamos por la trascendencia del tema que ahora protagoniza la campaña de promoción turística de la Diputación de Sevilla.
Sin saberlo, la anécdota ilustra a la perfección la actitud del pianista y también su modo de entender el arte. Porque, lejos de los vacíos y arcaicos dictados del “artista hay que serlo y parecerlo”, lo que a él le importa es básicamente sentir. Y sin más aspiración que esa, este Peña criado en pueblo de gitanos rubios y ojos azules logró meter el piano en su casa y llevarlo después por todo el mundo.
Ahora, veinte años después de su primer disco y admirado por todos los grandes dentro y fuera de lo jondo, David se enfrenta de nuevo a sí mismo revisitando las composiciones que más han significado en su carrera en ‘El tiempo por testigo’, el nuevo álbum grabado en directo con el que hará una gira internacional de la que no recuerda países ni fechas. Lo hace, eso sí, con la libertad del directo, la tranquilidad de llevar de escuderos a Francis Posé (bajo) y Javi Ruibal (perscusión) y la sabiduría que dan los años…
-¿Cómo ha trabajado los temas para hacerlos sonar distintos?
-Primero desde la libertad, perdiendo el miedo a la improvisación, a la impronta, al estudio. También a equivocarte. Lo que hemos tratado es de no pensar en la estructura musical, sino en sentir. Además con Posé y Ruibal la conversación es muy fácil, fluye sola. El disco lo grabamos durante una semana en mi casa así, charlando y conviviendo.
-Haciendo esta revisión, ¿considera que el tiempo ha sido benevolente con sus composiciones?
-No sé si benevolente pero lo que está claro es que por mi recorrido no soy el mismo músico. Por eso cuando los escucho noto que tengo muchos brochazos y matices diferentes al Dorantes de cuando empecé. Más madurez, más conocimiento del lenguaje musical y más libertad. Creo que todo eso se nota. Además ahora compongo de un modo más consciente, con un objetivo, el de contar lo que me pasa y que ocurre.
-En el álbum resume su trayectoria en estas siete obras pero, ¿cómo lo haría en palabras?
-Pues como un recorrido muy feliz. Estos años los he vivido con mucha ilusión, con ganas de superarme, de crear cosas nuevas e ir transformándome.
-Porque ¿cuál ha sido su principal lucha con el instrumento?
-El peor enemigo de un músico no es el instrumento, sino uno mismo. Es evidente que se requiere una gimnasia, una técnica, pero eso se consigue con horas. Lo peor es la parte psicológica. Pensar que un día eres muy buen músico y al siguiente el peor. Aunque incluso este punto masoquista me gusta. Es interesante porque es lo que te hace superarte.
-En el álbum incluye también tres composiciones nuevas, ¿qué camino busca Dorantes?
-La búsqueda no es otra que buscar. La realidad es que a veces no sabes lo que vas a encontrar pero hay que estar en ello. Así me ha surgido, por ejemplo, la idea de la máquina de escribir porque me gusta mucho ese juego que está tan intrínseco en el flamenco. Como me contaba mi padre que hacía cantando los días del calendario a compás.
-Esto que sigue encontrando en sus raíces contrasta con quiénes sostienen que a usted se le ha quedado corto el flamenco…
-El flamenco como identidad está por encima de mí y de todos los intérpretes. Para nada se me queda corto, es mi vida, mi niñez, todo. Jamás se me va a quedar corto ni a mí ni a nadie. Y cuanto más me relaciono con otras músicas más me doy cuenta de su riqueza. Distinto es que como músico no me guste estar sólo en un lugar y necesite mirar a otros horizontes.
-Hablando de su infancia, aquí incluye ‘Barejones’, dedicado a su Lebrija natal…
-Barejones es una barriada que está al lado del campo, con unos trigales preciosos. Allí he vivido fiestas con toda mi familia, con mi tío El Lebrijano, Fernanda y Bernarda de Utrera, mi tío El Turronero, Pedro Bacán… un montón de artistas conocidos y no conocidos. Es un sitio mágico donde he mamado el flamenco todo los días y sentía muchas cosas.
-Hace poco el Concurso de Cante Jondo de Mairena reconocía la trayectoria de su padre ¿Cómo le ha marcado en su carrera?
-He tenido la suerte de tener un catedrático en casa. Nuestras sobremesas eran lecciones sobre el flamenco, la historia de nuestra familia, y aún todavía lo sigue haciendo cada vez que nos reunimos. Eso es una bendición y un orgullo porque es muy importante que haya quienes se encarguen de transmitir todo eso que no está escrito. Por tanto, ha hecho una labor esencial y yo seguiré haciéndolo con mis hijos.
-¿En qué momento se da cuenta que es el piano su instrumento?
-Ante todo siempre he sido músico, me gustaba jugar con los sonidos, crear y componer desde pequeño. No es que me diera cuenta en ningún momento lo que pasa es que el sonido del flamenco me enamoró. Me gustaba tocar la guitarra pero el piano me permitía entrar en un trance, conseguía hacerme sentir cosas increíbles.
-¿Le preocupó en sus inicios sacarle pellizco al piano?
-No demasiado. Estaba en el conservatorio tocando cosas de Bach y sin embargo se me notaba ya el pellizco flamenco porque, claro, acentuaba cada dos por tres y lo llevaba a mi terreno de una forma natural. Es mi lenguaje.
-¿Qué es lo que más le castiga como músico?
-Cuando tienes una idea en la cabeza y no sale. Ese momento es muy duro porque crees que eres muy malo y que te tienes que dedicar a otra cosa. Además no sabes por qué pasa y tampoco espero saberlo nunca… luego de repente sale algo y compensa.
-¿Sentirse referente del piano flamenco presiona?
-No me paro mucho a pensar en eso, de verdad. Lo que hago es disfrutar de mi trabajo diario. Procuro centrarme mucho en mí, en mi preparación para pasar el menor tiempo posible sufriendo en el escenario. Me gusta que el piano coja en su sitio en el flamenco, claro, pero más por el flamenco que por el piano. Porque así es más libre.
-Por último, ¿qué cree que no debería perder nunca un músico?
-La ilusión. Es muy importante no caer en el oficio frío y mantenerte como un niño chico, con la misma curiosidad, la misma inocencia y la misma capacidad de emocionarte con cualquier cosa que aparezca nueva.
-¿Y qué es lo que le más le satisface?
-Sentir que han sentido, pensar que he sido capaz de motivar algo. Eso es lo que más me gusta y para eso soy músico.
Orobroy
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